2:40
de la tarde. Subíamos las escaleras de la salida del metro de Madrid
expectantes, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero aun no nos
lo creíamos. Alzamos la cabeza y vimos los edificios que nos
rodeaban, el cine, el edificio con el letrero de Schweppes, los
edificios antiguos e incluso el mismo edificio donde nos íbamos a
alojar. Sonreí, estábamos en plena plaza Callao, en Madrid, en pleno
centro, en un lugar donde sentía que por fin iba a comenzar mi
sueño.
Fuimos
al edificio donde nos alojábamos, un portal ancho, con entradas a
varias escaleras, majestuosas y señoriales. Subimos en el ascensor,
al piso 13 D. Algunos dirían que el 13 es número de mala suerte,
que nos iban a pasar cosas malas si nos alojábamos en ese piso. Yo no
lo creía, estaba en Madrid, nominada a unos premios por el corto que
hice con mi compañera, pasará lo que pasará, sabía que iba a ser
una gran experiencia, una que me iba a enriquecer y que me
empanaría de por vida.
El
piso resulto una preciosidad. Blanco y negro combinado de forma monocromática. Dos habitaciones, un sofá cama y una cama plegable.
Dos baños y dos duchas. Cocina, salón y comedor unidos en una sola
estancia. Pero lo mejor, oh dioses, lo mejor eran las vistas.
Directas a la plaza Callao, podíamos ver como la ciudad ocupaba el
espacio hasta el horizonte, plagando el espacio con rascacielos y
edificios antiguos. No creo que olvide esas vistas.Me apoyaba en la
ventana solo para contemplarlas, y entonces es cuando me imaginaba
que estaba con él, que me cogía de la cintura, me abrazaba y me
besaba.
Dejamos
las mochilas y las maletas en el piso y bajamos a comer. Entre todos
los restaurantes que había, escogimos el Tommy mel´s. No se si
conoceréis el restaurante, pero es un restaurante del que me enamore
al instante. Un restaurante ambientado en los antiguos restaurantes
de los 50 de Estados Unidos. Con baldosas azules, blancos y letras
rosa pastel nos sentamos en la mesa. Miraba a mi alrededor, tratando
de absorber cada detalle. Escuche más atentamente la música del
local. Rock clásico. Sonreía abiertamente, me encantaba esa música.
Nos
trajeron las cartas y pedimos. Nos trajeron la comida, y jure que
disfrute de cada bocado. La comida era deliciosa, y juntando la
ambientación y la música, estaba pletórica.
Cuando
terminamos de comer, andamos por Callao, mirando las tiendas y la
arquitectura, compartiendo una experiencia única, una experiencia
compartida con 5 jóvenes que fortalecerían su relación en menos de
24 horas.
18:00.
Subimos al piso, el gran acontecimiento del día iba a pasar en hora
y media, y teníamos que prepararnos. Nos vestimos y maquillamos entre
bromas, nervios y risas. El maquillaje se complicó, pero nada que no
se pudiera arreglar. Trajes y vestidos moldeaban nuestros cuerpos. La
hora llegaba y los nervios estaban cada vez más a flor de piel.
Terminamos
de prepararnos y bajamos. Los cines están al lado, por lo que no
teníamos que caminar mucho. Las dos que habíamos sido co-directoras
entramos por la entrada VIP, algo que me sucedía por primera vez,
ser VIP. Nos sentamos y esperamos a que empezará.
Cuando
al fin empezó, Santi Rodríguez, el famoso actor y presentador de la
gala, subió al escenario. La gala sucedió con rapidez, los
premiados subían y recibían los premios de la mano de importantes
actores y profesionales del sector a nivel nacional.
Con
el corazón en un puño, acariciaba mi stellaria azulada que llevo
siempre en colgante tratando de relajarme. Mi compañera y yo nos
dimos la mano, ambas nerviosas. La gala termino a las 22:00. No nos
llevamos ningún premio, pero no nos importó. "El año que
viene" nos dijimos. Porque siempre hay otra oportunidad, porque
siempre quedan las ganas, la esperanza y el trabajo, porque decidimos
que un fracaso no nos iba a hundir, porque superarnos a nosotras
mismas es un reto, uno que aceptamos gustosamente.
Volvimos
a subir al piso, pero no a dormir, la noche aun era joven y nosotros
teníamos (y seguimos teniendo) ganas de vivir. Subimos para
retocarnos.
Nos
fuimos a cenar al Taco Bell´s, aun vestidos de gala. Nos reímos y
disfrutamos de la compañía, nos conocimos más.
Volvimos
al Tommy mel´s a por unos batidos. Entre sorbo y sorbo hubo
confesiones y fotografías. Durante todo el día hubo fotografías.
En el apartamento, en la calle, en el Taco Bell´s y en el Tommy
mel´s. Fotografías que guardaremos y recordaremos con cariño.
La
velada termino con risas y charlas, nos dormimos a las 3 de la mañana
y yo me desperté a las 7:30, el resto, a las 8:30. Recogimos y nos
vestimos con rapidez. A las 9:00 teníamos que dejar el piso.
Fuimos
a coger el desayuno en el Starbuck´s y tomamos nuestro desayuno en
el metro de Madrid, un metro antiguo, que nos transporta a otra
época, sin duda. Teníamos el bus a las 10:00 y llegamos con tiempo
de sobra.
A
las 10:00 tuve que despedirme de Madrid y de uno de los mejores días
de mi vida.
Prometo
que volveremos, Madrid, aún nos quedan cosas que ver y vivir, y un
premio que ganar.
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