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martes, 17 de abril de 2018

Madrid


2:40 de la tarde. Subíamos las escaleras de la salida del metro de Madrid expectantes, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, pero aun no nos lo creíamos. Alzamos la cabeza y vimos los edificios que nos rodeaban, el cine, el edificio con el letrero de Schweppes, los edificios antiguos e incluso el mismo edificio donde nos íbamos a alojar. Sonreí, estábamos en plena plaza Callao, en Madrid, en pleno centro, en un lugar donde sentía que por fin iba a comenzar mi sueño.

Fuimos al edificio donde nos alojábamos, un portal ancho, con entradas a varias escaleras, majestuosas y señoriales. Subimos en el ascensor, al piso 13 D. Algunos dirían que el 13 es número de mala suerte, que nos iban a pasar cosas malas si nos alojábamos en ese piso. Yo no lo creía, estaba en Madrid, nominada a unos premios por el corto que hice con mi compañera, pasará lo que pasará, sabía que iba a ser una gran experiencia, una que me iba a enriquecer y que me empanaría de por vida.

El piso resulto una preciosidad. Blanco y negro combinado de forma monocromática. Dos habitaciones, un sofá cama y una cama plegable. Dos baños y dos duchas. Cocina, salón y comedor unidos en una sola estancia. Pero lo mejor, oh dioses, lo mejor eran las vistas. Directas a la plaza Callao, podíamos ver como la ciudad ocupaba el espacio hasta el horizonte, plagando el espacio con rascacielos y edificios antiguos. No creo que olvide esas vistas.Me apoyaba en la ventana solo para contemplarlas, y entonces es cuando me imaginaba que estaba con él, que me cogía de la cintura, me abrazaba y me besaba.

Dejamos las mochilas y las maletas en el piso y bajamos a comer. Entre todos los restaurantes que había, escogimos el Tommy mel´s. No se si conoceréis el restaurante, pero es un restaurante del que me enamore al instante. Un restaurante ambientado en los antiguos restaurantes de los 50 de Estados Unidos. Con baldosas azules, blancos y letras rosa pastel nos sentamos en la mesa. Miraba a mi alrededor, tratando de absorber cada detalle. Escuche más atentamente la música del local. Rock clásico. Sonreía abiertamente, me encantaba esa música.

Nos trajeron las cartas y pedimos. Nos trajeron la comida, y jure que disfrute de cada bocado. La comida era deliciosa, y juntando la ambientación y la música, estaba pletórica.

Cuando terminamos de comer, andamos por Callao, mirando las tiendas y la arquitectura, compartiendo una experiencia única, una experiencia compartida con 5 jóvenes que fortalecerían su relación en menos de 24 horas.

18:00. Subimos al piso, el gran acontecimiento del día iba a pasar en hora y media, y teníamos que prepararnos. Nos vestimos y maquillamos entre bromas, nervios y risas. El maquillaje se complicó, pero nada que no se pudiera arreglar. Trajes y vestidos moldeaban nuestros cuerpos. La hora llegaba y los nervios estaban cada vez más a flor de piel.

Terminamos de prepararnos y bajamos. Los cines están al lado, por lo que no teníamos que caminar mucho. Las dos que habíamos sido co-directoras entramos por la entrada VIP, algo que me sucedía por primera vez, ser VIP. Nos sentamos y esperamos a que empezará.

Cuando al fin empezó, Santi Rodríguez, el famoso actor y presentador de la gala, subió al escenario. La gala sucedió con rapidez, los premiados subían y recibían los premios de la mano de importantes actores y profesionales del sector a nivel nacional.

Con el corazón en un puño, acariciaba mi stellaria azulada que llevo siempre en colgante tratando de relajarme. Mi compañera y yo nos dimos la mano, ambas nerviosas. La gala termino a las 22:00. No nos llevamos ningún premio, pero no nos importó. "El año que viene" nos dijimos. Porque siempre hay otra oportunidad, porque siempre quedan las ganas, la esperanza y el trabajo, porque decidimos que un fracaso no nos iba a hundir, porque superarnos a nosotras mismas es un reto, uno que aceptamos gustosamente.

Volvimos a subir al piso, pero no a dormir, la noche aun era joven y nosotros teníamos (y seguimos teniendo) ganas de vivir. Subimos para retocarnos.

Nos fuimos a cenar al Taco Bell´s, aun vestidos de gala. Nos reímos y disfrutamos de la compañía, nos conocimos más.

Volvimos al Tommy mel´s a por unos batidos. Entre sorbo y sorbo hubo confesiones y fotografías. Durante todo el día hubo fotografías. En el apartamento, en la calle, en el Taco Bell´s y en el Tommy mel´s. Fotografías que guardaremos y recordaremos con cariño.

La velada termino con risas y charlas, nos dormimos a las 3 de la mañana y yo me desperté a las 7:30, el resto, a las 8:30. Recogimos y nos vestimos con rapidez. A las 9:00 teníamos que dejar el piso.

Fuimos a coger el desayuno en el Starbuck´s y tomamos nuestro desayuno en el metro de Madrid, un metro antiguo, que nos transporta a otra época, sin duda. Teníamos el bus a las 10:00 y llegamos con tiempo de sobra.

A las 10:00 tuve que despedirme de Madrid y de uno de los mejores días de mi vida.

Prometo que volveremos, Madrid, aún nos quedan cosas que ver y vivir, y un premio que ganar.


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